miércoles, 29 de agosto de 2007

Ya estaba todo en el tráiler.


Homer es atacado por los perros a los que ha dominado a latigazos durante todo el día hasta cuando quería que descansaran, Homer hace pedorretas en la barriga de un cerdito «muy mono», miles de misiles salen disparados de la tierra, y Bart se estampa en bolas contra el cristal de una hamburguesería donde Flanders y sus hijos comen. Son los momentos más divertidos de la película, y, desgraciadamente, ya estaban todos en el tráiler.
A parte de los gags previamente mencionados, Los Simpson: la película, escasea en el habitual humor del que están plagados los capítulos de la serie. Parece ser que, sometidos a la presión de tener que escribir una historia que se prolongue durante una hora y media escasa y que siga unas mínimas pautas de coherencia y desarrollo, los creadores de la serie de animación más crítica con la sociedad se han quedado cortos de gracias. Y claro, los Simpson, si no hacen gracia, no valen nada. No son más que unos muñecos amarillos con pelos de color insospechado y morros de animales desconocidos. Y es en eso en lo que se queda la película a ratos.


Lo mejor: la secuencia de Bart patinando desnudo, sin que se le vea la «pilila», que siempre queda tapada por arbustos, mangueras, coches...
A pesar de todo, no se puede decir que el espectador no estuviera avisado. Ya lo dice Homer al principio de la película: «No entiendo por qué estamos pagando por ver en el cine algo que podemos ver gratis en la tele. Y todos los que lo hacen, son uno pringaos».

Título: Los Simpson: la película
Director: David Silverman
Año: 2007
Calificación: 4/10

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